Caminaba despreocupada por un terreno que no vi peligroso. Era tan grande el placer del paseo que descuidé la seguridad de mis pasos. Mis sentidos se perdían en la belleza de las sensaciones y el primer tropiezo no consiguió distraerme de mi embeleso. Pero tropecé de nuevo y caí sin proponérmelo sobre la flor más bonita del camino. Cuando la vi allí, rota, me senté a mirarla con tristeza y pensé: ha llegado el momento de descansar. En mi corazón oigo todas las palabras que los árboles murmuraron a mi paso y también todas las que yo dije en mi soledad y que ellos escucharon, cobarde, siemp...
Navegaba ilusionado capeando las galernas que por el proceloso mar se abrían frente a mí, no temía resultar perjudicado por aquellos nuevos descubrimientos. Resultaba tan emocionante contactar con gentes diferentes desde el sillón confortable y seguro del cuarto de derrota… Afuera, a la intemperie, se suponían peligros sin fin… pero nada importaba; intrépido navegante dispuesto a tentar la suerte y caer preso de los cantos de sirena que llegaban a través del chismecito que no cesaba de gruñir.
Y un día, caminando por una vereda que resultó ser un sendero de barro al borde del camino, encontré una luciérnaga con nombre de perfume, cuya luz me fascinó y llenó de alegría, dando un nuevo sentido a mis incursiones corsarias. La protegí cabe a mi corazón. Pero presa de sí misma, un día me dejó para seguir libre su camino de gaviota marinera.
Hola.
Pues me ha parecido una odisea por los caminos o mares de la vida, a la búsqueda de una Ítaca, o reposo del guerrero (o guerrera), lo dice la voz femenina que confirma que ha llegado el momento de descansar.
A mí también me rechina el cambio de voz, primero es ella, la despreocupada que tropieza… y luego él, el navegante ilusionado. Supongo que los viajeros son dos personas diferentes, y cada cual relata su particular singladura.
Ya sabes Almicar… unos cuentan, y otros interpretan.
Rufino, como habrás podido leer, me arrepiento de haberlo escrito, pero hecho el mal, hay que asumirlo.
He leído sobre perros que han estado esperando años a su dueño en la puerta del hospital e incluso que han intentado desenterrar a su dueño escarbando. Y hasta ahí puedo contar. salu2
verso suelto:
no sé cuando tú te iniciaste en los viajes astrales a través de internet, en mi caso, cuando a través de la línea telefónica había que compartir el teléfono y la conexión a internet. Si tenías el uno, no tenías la otra. No recuerdo si ya se llamaba modem, si que recuerdo que no paraba de chirriar o gruñir y era más lento que el caballo el malo. Y sobre ello tengo escrito un post en mi blog, que no cabe aquí. salu2
Saludos Amilcar Barca soy PROYMAN1 tu vecino del 6 y he leido tu cuento con atención,detallas la soledad y eso es difícil en el reto de este mes,aunque en mi opinión los párrafos son algo largos es posible que el mismo texto pudiera estar mas repartido.
Confío en que nos seguiremos leyendo la próxima temporada
Hola Amilcar.
Hermosa prosa poética la tuya que, como la poesía, significa lo que el que la lee cree que significa.
Hay una cosa que, por lo concreta, me ha hecho pensar que me he perdido algo, y es eso de "el chismecito que no cesaba de gruñir". A pesar de haber leído el cuento dos veces no atisbo a saber a qué te refieres. He pensado en que, en la derrota, se oiga la radio, pero he descartado esta interpretación; tu relato está mucho más arriba, más allá de la estratosfera, en esas alturas a las que solo llega la imaginación.
Un saludo
Verso suelto (20)