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Foto del escritorAdmon KMarce

CUANDO EL TIEMPO VOLÓ (A)- Lucho- (R)


CUANDO EL TIEMPO VOLÓ

El año anterior no pude recibir la visita de mis padres, el trajín laboral y el cambio de casa no nos permitiría atenderlos. Hoy había expectación por su regreso. Fuimos al aeropuerto a esperarlos. Los niños estaban ansiosos con la llegada de los abuelos, al igual que mi esposa. Cuando los vi llegar arrastrando sus maletas, mi corazón dio una campanada, miré al resto de mi familia y les observé cargados de alborozo, los niños brincaban y mi esposa les saludaba agitando la mano con vigor. El entusiasmo recorrió mi cuerpo, un leve temblor me cimbró. Hubo abrazos y besos, miles de preguntas surgían en ese momento y ellos aún bajo los efectos del largo viaje, no atinaban a dar respuesta a esa tromba de interrogantes. Los niños querían saberlo todo de una vez: ¿Era muy grande el avión? ¿Cuánto duró el viaje? ¿Qué nos trajeron? Yo solo les pregunte si se sentían cansados, y les propuse que al llegar a casa se dieran una ducha y podían recostarse un rato. Ellos me respondieron: Después de dos años, hay mucho de qué hablar, no queremos perder un solo momento, desempacamos y repartimos los regalos. Los niños brincaban alrededor de ellos como unos locos.

Una vez en casa, se admiraron al ver el sitio en que ahora vivíamos. No paraban con sus halagos. Hace dos años nuestra vivienda era un pequeño apartamento, con dos cuartos, ahora teníamos una casa con varias piezas, una gran cocina, un comedor amplio al igual que la sala. Rodeada por un jardín, donde podíamos tomar el sol y los niños jugar con los perros. Peluso y Bretaña, jugueteaban alrededor de los viejos, ladrando de contentura. Llevamos las maletas al cuarto donde se instalarían, nos felicitaron y los dejamos para que se organizaran. Cuando bajaron, venían cargados de regalos, había para todos y desempacarlos fue una fiesta. Los fueron entregando uno a uno, y los comentarios no se hacían esperar.

Los días pasaron como una estrella fugaz, el tiempo estaba en nuestra contra, quería que se detuviera, pero era inexorable. Mis padres tirados en el suelo jugando con los chicos, lanzando la pelota a los perros, creando cuentos que dejaba a los niños perplejos y pidiendo otro. No sé de dónde se los inventaban, pero eran inagotables, creados sobre el terreno, porque los que conocía yo desde niño se contaron en la primera sentada. Eso me trajo recuerdos, cuando con mis hermanos nos juntábamos alrededor de la mesa a comer y las historias se sucedían unas a otras, desde la voz de mi madre o la de mi padre. Me venían a la mente los cuentos que nos narraban en voz alta cuando nos íbamos a dormir. Todas las noches nos acompañó una historia y ahora siempre tengo un libro al lado de la cama y antes de acostarme les leo a mis hijos. Los ojos se me humedecieron con esos recuerdos, miré a mis padres, vi sus cabellos encanecidos, las arrugas en sus rostros, los admiré allí sentados en el suelo, como cuando éramos niños y eso solo, ¡valió el viaje!

Llegó el momento de la despedida, los niños pegados a sus manos, sin querer soltarlos, mi esposa pidiéndoles que volvieran el año entrante y yo en silencio; no quería que me traicionaran los sentimientos. Cuando el altavoz anunció la salida del vuelo, me abalancé a sus cuellos, les bese sus mejillas apretando mis labios como queriendo dejar en ellos la marca de sus rostros y de sus recuerdos. Los niños lloriquearon y mi esposa les dio un fuerte abrazo, pidiendo que se cuidaran y que los tendríamos de nuevo en casa el año entrante. Les di una copia de la foto que nos tomamos en el jardín en grupo y los perros saltando a nuestro alrededor. Les dije que la pondría en un sitio donde pudiera verla a cada momento. Ellos expresaron lo mismo. Nos volvimos a abrazar, todos en grupo, nosotros aferrados a su cintura y los niños a sus piernas. Finalmente se perdieron por el túnel que les conduciría a la sala de espera, los adioses se seguían unos a otros hasta que los perdimos de vista.

El tiempo pasó, convivimos con el recuerdo y las citas cada fin de semana por Skype, pero al año siguiente mis viejos nos pudieron regresar, nos llegó la cuarentena. Eso me enseñó que la vida no hay que aplazarla, por más asuntos que lo ocupen a uno.


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10 Comments


Laura Yannelli
Laura Yannelli
Apr 26, 2020

Hola Lucho.

Retratas una escena desde esta situación que nos toca vivir a todos, donde lo que dábamos por natural ya no lo es, donde tenemos que pensar el modo en que nos vamos a saludar y planear los contactos con nuestros afectos desde la distancia.

Desde lo formal, hay una cierta parte que me chirría: " Hace dos años nuestra vivienda era un pequeño apartamento, con dos cuartos, ahora teníamos..."Creo que es bastante confusa con relación a los verbos, en especial con el "ahora teníamos".

Tal vez unos pocos cambios en esa parte dan mejor aspecto (aunque, por supuesto, es mi simple opinión de lectora viciosa) :" " Hace dos años nuestra vivienda era un pequeño apartamento, con dos…

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Tirma Tiatula
Tirma Tiatula
Apr 23, 2020

Hola Luis Fernando o Lucho. Has descrito una estampa doméstica de la felicidad familiar y del amor a los padres.

Literariamente me suelen gustar los relatos en los que exista algún conflicto o intriga, aunque no tiene porqué ser el clásico inicio, nudo, desenlace…en ese sentido este es un escrito plano ausente de estas dos premisas, y sin embargo, es tan preciso y precioso, conformado a base de frases cortas y bien resueltas, que se visualiza cada una de las escenas con total claridad. Hay, además, sentimiento. Amor filial.

En este período de tiempo aciago que estamos viviendo la humanidad, el reencuentro con padres y abuelos es, desde luego, toda una alegría.

Concuerda por completo con la imagen propuesta y…

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Hola Lucho.Bonito relato ,en el mezclas la tristeza con la alegría y viceversa y es la vida misma la que te va dando lecciones,disfruta de tus padres y lo tuyos mientras puedas algun dia los echarás de menos aunque siempre quedará aquellos recuerdos.Un abrazo

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Buenos días María Esther, Amilcar y Jesús, gracias por sus comentarios, iré a sus escritos para tener el placer de leerlos. Saludos

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Amilcar Barça
Amilcar Barça
Apr 22, 2020

Intento dejar rastro de mi paso sin la seguridad de que así será. salu2

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