Cuando la suerte me vino envuelta en números, dentro de ocho cuadraditos, la alegría estalló en mis mejillas que, pintadas de arrebol, perfilaban una felicidad inmensa. «Se acabaron los trabajos insulsos, los por favores, los regalos de platos descartables de comida chatarra», pensé.
Afanosa, escondí el boleto cerca del corazón, allí donde solo podía entrar mi mano. «Mañana iré a cobrarlo», susurré esperanzada.
Por la noche, no podía dormir por más que lo intentaba. El sueño vino entre sombras parduzcas, casi de madrugada. Apenas desperté, y sin tomar el acostumbrado pan con té, fui a cobrar mi premio. La emoción se me desbordaba del pecho.
—No, no es el boleto premiado —dijeron.
—¿Por qué? Están todos los números que cantaron en la tele. Yo lo vi.
—No es la serie. Mira la pequeña letra de abajo. Dice A. El premiado tiene una B. Lo sentimos.
Partí el boleto en mil pedazos. Ese fue mi error.
—Debiste consultar con un abogado. ¿Acaso, alguna vez, viste que anuncian las series? Nunca. Solo los números.
—Ya es tarde para reclamos. Estoy otra vez en la vereda, vendiendo chocolates para la gente insípida, como yo.
—Sin suerte. No, sin sabor, Mariana.
—Igual.
Con un elevar de hombros y un descender de labios se alejó. Dos ademanes habituales en la vida de Mariana.
Hola Charola
Gracias por pasarte por mi relato y disculpa que no te haya podido contestar antes. Siempre ayudan los comentarios.
Respecto al tuyo me ha parecido genial, a mi me paso algo parecido en la primitiva que mire los resultados del jueves el sábado y me fui tan contento
a cobrarlo, y claro...
El final es lo que me ha despistado, yo hubiera puesto otro.
Un buen trabajo, felicidades
Gracias a Pepe Espi y a Isan.
Nos volveremos a encontrar para leernos. Claro que sí.
Que pasen unas lindas vacaciones.
¿Qué tal Charola?
Está claro que los infortunios solo se ceban con los que están ya jodidos. Hay que contener la rabia del desengaño inicial, sería la lectura que yo saco.
Me ha gustado la idea, sencilla pero redonda en sentido de buena idea y bien ejecutada.
Espero seguir leyéndote como ha sido mi costumbre.
Un saludo.
Hola, Charola. Mira que iba leyendo e iba pensando lo frágil que son esas alegría. Muy bien plasmado todo, muy bien escrito y argumentado. Desde mi punto de vista no he visto nada reseñable. Te felicito por ello.
Un abrazo.
Hola, El chaval. Gracias por tu comentario. Respondo a tu pregunta. Esther está en el número 28 con El gallito de goma. Suerte. Un abrazo.