http://ficcionyciencia.com/
Desde que tenía memoria, fueron ella y Lejano. Nadie más. Y así estaba bien. Aquel día diferente, y ella no comprendía la insistencia de su amigo.
—Es el momento, Pequeña —dijo la voz de Lejano, con su calma habitual, pero ausente su eterna alegría.
—¿Por qué?
—Porque ese es tu cometido. Debes dejar atrás este sitio.
Pequeña no lo entendía, y eso le molestaba casi tanto como el hecho de sentirse obligada.
—Me gustaría decidir por mí misma si marcharme o no.
Se escuchó la dulce risita de Lejano.
—Pequeña, allí donde vas te esperan muchas decisiones. Ni te imaginas cuántas. Con suerte, no será difícil, aunque te sentirás abrumada y querrás volver aquí conmigo. Debes decidir con valor, tal y como hemos practicado.
—Y tú... ¿no estarás conmigo?
—Sí, pero de otra manera. Siempre estaré a tu lado. Solo tendrás que aprender a escucharme. Es el momento, Pequeña.
Una fuerza comenzó a tirar de ella hacia arriba, hacia una intensa luz que marcaba el camino. Se intentó resistir, pero su ascenso era lento e inevitable. La luz estaba cerca y Pequeña avanzaba por aquella vereda de claridad. Cerró los ojos y sintió un fuerte tirón. Luego frío.
Mucho frío.
Un gigante con manos enguantadas la golpeó y Pequeña gritó de rabia. Gritó y llamó a Lejano entre lágrimas, hasta que unos brazos la rodearon y le dieron el calor que, hasta entonces, no sabía que necesitaba.
Hola a todos.
Muchas gracias por pasaros y aportar vuestras ideas y reflexiones. Me ayudan cada mes. No he podido darle a este espacio la atención que suelo dar, pero ha sido un mes un poco movido.
Muchas gracias de nuevo por vuestras visitas, y nos leeremos tras la parada de verano.
Durante estos días me pasaré por todos y cada uno de vuestros relatos, si es que no lo he hecho aún.
Un abrazo
Mario
Hola Mario. me ha gustado tu relato, muy bien escrito.
Confieso que lo he leído varias veces, porque son un poco sorprendentes las metáforas. luego todo queda claro.
Has sabido condensar muy bien el contenido.
Felicitaciones. Esther
Hola, Mario, un relato impecable y muy bien narrado, sobre todo has sabido llevar muy bien las metáforas prenacimiento, ¿qué será lo que pensaremos en ese momento? Pues tu visión de ese momento me ha gustado mucho.
Un saludo.
Hola Mario. Me costó entenderlo, pero eso no lo hace ineficaz como escrito, lo cual considero has hecho de manera creativa, bien redactada, con coherencia y con fluidez. Los nombres nos dan pistas: Pequeña y Lejano. Este diálogo, finalmente me dio la pista de que se trataba:
¿Por qué?
—Porque ese es tu cometido. Debes dejar atrás este sitio.
El nacimiento de pequeña, un adiós a Lejano, pero con compromiso de volver, cuando muera. Lo del gigante bien elaborado, ese que la recibe en su nueva vida y de inmediato le cubre, le dan calor.
Pequeña, allí donde vas te esperan muchas decisiones. Ni te imaginas cuántas ESTA AFIRMACIÓN ES LA ASEVERACIÓN DE QUE INICIA SU VIDA.
Buena metáfora. Saludos…
Un hermoso relato. Perfectos los nombres: Pequeña, Lejano. Lo he tenido que leer varias veces hasta formarme una interpretación que me convenciera, dudando si el tránsito que describes es a la vida o a la muerte. En mi modesta opinión ha ganado la vida, pero es solo eso, una opinión.
Te felicito.