Olga salió del despacho de Tomás haciendo aspavientos. Me crucé con ella por el pasillo, mientras exclamaba con su marcado acento del este:
— ¡Es el Grinch!
Me miró, resoplando. Aunque no enojada, la expresión de su rostro parecía decir: «qué paciencia». Entré en el despacho de mi colega que sin verme, aunque notando mi presencia, comenzó a hablar.
—No se qué rayos me ha llamado. ¿Grinch? ¿Qué es eso?...
Le expliqué quién era el Grinch.
—Bueno…—protestó—. En todo caso, y no es que sea muy fan de Dickens, pero prefiero mil veces al señor Scrooge. El Grinch ese no le llega ni a la suela del zapato.
— ¿Qué ha pasado —pregunté, aún sospechándolo.
—Todo —dijo girándose hacia mí—, porque se ha caído el espumillón que ella había colocado sobre mi monitor, no me he preocupado de volver a ponerlo, y no le he dejado que lo pusiera mientras trabajaba. Por Dios…
Sonreí. Me imaginaba la escena.
—Y por lo visto…no se qué muñeco había dejado por alguna parte, uno de nieve, pequeño, lo he debido tirar, que sé yo…Ni lo he visto —dijo ajustándose las gafas, y señalando una cartulina sobre la ventana, exageró:—.Y necesito mi espacio diáfano. No puede entrar la luz, con eso que ha pegado ahí.
Olga se había dedicado a adornar el pasillo y los despachos del departamento. En todas partes había un motivo navideño.
—Ya le permito que llene todo de estas cosas… pero vamos, no voy a preocuparme si se cae un muñeco.
Supongo que tenía razón. Lo que ocurría es que se habían encontrado una ferviente defensora de la Navidad, algo nunca visto por estos lares, y uno, que sin odiarla, no le prestaba la menor atención. Pero si le provocabas, sacaba el Scrooge que llevaba dentro.
—Y se marcha en dos días a su país, no te lo pierdas. Con el congreso que tenemos a principios de año, la de cosas que hay que hacer. Su tesis…
—Hombre, es lógico. Quiere ver a su familia, es Navidad. Y ha trabajado duro, lo lleva todo bien —dije intentando apaciguar—. Ya nos lo dijo hace tiempo; tenía los billetes, lo que pasa que no te acuerdas, o no te enteraste
—Llega la Navidad, y se para el mundo —dijo un tanto molesto—. Me ha dicho que le vendría bien para «cargar las pilas».
Recordé la conversación recurrente que más o menos por esas fechas tenía siempre con Tomás. «Somos científicos», solía empezar, «no podemos pararnos en ciertas cosas. Soy Doctor y Catedrático», afirmaba con orgullo. «Esta fiesta es una excusa para abocarse al consumismo más loco y absurdo. Las calles se abarrotan. Ir al centro y ver todo ese espectáculo de luces, me produce un efecto parecido al pánico. No puedo con ello”.”Y qué me dices de los mensajes de paz y amor. ¿Y el resto del año? El año tiene 365 días, a veces 366, tan válidos unos como otros, a pesar de lo que ponga en el calendario». Así podía estar horas. Yo subscribía en su mayoría aunque sin ser tan vehemente, todo lo que él argumentaba con su habitual pasión, pero había una parte que se dejaba. Como Olga, aún estando en mi país, yo tenía a la mayor parte de mi familia, que era grande, lejos. Todos desperdigados. Así que era en Navidad cuando los veía. Además, este año la ilusión era doble, mi hermano venía con un nuevo miembro. Acostumbraba yo, mirando a Tomás, el hombre que había dirigido mi tesis hacía 7 años, y que ahora dirigía junto a mí la de Olga, a decirle:
—Ya sabes que donde comen veinte comen veintiuno.
Nunca tuve éxito con mi sutil invitación, aunque ese año no se por qué, sí, y Tomás acudió a comer con nosotros el día de Navidad. Quizá al mencionar la existencia de la pequeña Celeste, se despertó su interés científico, y su curiosidad por interactuar con un bebé. Quién sabe. Algo olvidado para él.
Ese día, mi nueva sobrina, dormía, y con su diminuta mano, asía con fuerza, el dedo de Tomás, que la observaba, y que no tenía ninguna prisa por soltarse. Esa clase de conexión, ese contacto humano, era sorprendente en el caso de Tomás. Con gusto le hubiera dicho: «Como científico, ¿cómo explicas esto?». No pude evitar pensar en aquello que decía Olga, y me dije: «esto debe ser cargarse las pilas. Tomás se está cargando las pilas».
*
Imagen: Cortesía Pexels.com - Juegos para entretenerse en Navidad (link de ideas aquí)
Agradable relato, Ratopin. Estos con personajes comunes y en situaciones corrientes son los que más me gustan, porque sin tener que recurrir a personajes extraños ni a hechos fabulosos, se pueden idear desarrollos de interés general que dejen reflexiones sobre lo común de la vida.
Sutilezas:
“pregunté, aún sospechándolo”
“Como Olga, aún estando en mi país, yo tenía”.
En estos dos casos, "aun" va sin tilde, porque no tiene el significado de “todavía”.
“lo que pasa que no te acuerdas”: …ES que no te acuerdas.
“Ese día, mi nueva sobrina, dormía”: sobra la coma en sobrina, porque es el sujeto y le sigue el verbo.
“Tomás, que la observaba, y que no tenía ninguna prisa por soltarse”: sobra la coma…
Hola Ratopín Johnson
Muy bien los diálogos, parecen y se leen muy cercanos y campechanos y su jefe tan "carca".
A veces el trabajo o la forma de ser, el árbol no deja ver el bosque y el mal carácter sale a relucir.
Encuentro que los párrafos son muy largos, acortándolos a la mitad porque ya marcas las separaciones con puntos, se leería mejor.
Un cordial saludo y buena entrada de año, que falta nos hace. (10)
Gracias jesusramos, sí, Tomás es un sufrido navideño, pero es un gruñón a la vez. Menos mal que está su compañero para suavizar la situación, y sacar su lado más humano.
Tienes razón con KMarce, ya lo he comentado en mi anterior entrada. No sé si le pagamos lo suficiente :)
Hola KMarce,
Gracias por tus palabras y los aportes. El signo de interrogación "perdido", sí, luego lo ví, aquí, no sé que hice con él. Unas comillas de pensamiento, que se me quedaron mezcladas con estas "", después del rato que me pegué reemplazándolas. En fin, necesito unos ojos nuevos.
Numerosa, mejor que grande en este caso, sí.
Feliz Navidad y muy buen año para tí también, y muchas gracias por el tiempo que dedicas, bueno, que nos dedicas., así como por tus análisis de los relatos, tan detallados. Como dice jesusramosalonso, manejas el "circo" tú sola, y es de agradecer.
Hola Almícar
Gracias por tu visita. Sí, navideño en la línea menos moñas, espero...
Cuando salió el reto del mes, lo primero que me vino a la mente fue : "uf, paso". Luego leí los comentarios de varios de los compañeros, un poco en en ese "uf, paso". Todos argumentando sus razones, pero coincidiendo en que no se encontraban cómodos con la propuesta. Enseguida pensé: "pobre KMarce con el trabajo que se da, y mira que respuestas, cuántos Scrooges hay aquí jaja". También te leí a tí , más en modo "venga , que no es para tanto, y se puede escribir de todo y de miles de maneras". Así que sí, decidí que tenías razón, y que siempre val…