Un día que me preparaba a escribir un relato para mi clase de literatura tumbado en mi viejo sofá, al sentarme sentí un fuerte piquete en mi nalga derecha: un resorte saliente se había incrustado en mi trasero como un alfiler. Fue tanto el dolor que me paré de forma intempestiva y, trastabillando, estampé mi cabeza contra el dintel de la puerta.
Ese día terminé en urgencias con diez puntos en mi testa.
“Qué irónico, pensé, cómo te puede cambiar el día en un instante”. Entonces recordé el chiste que solía contarme mi padre: ¿Qué es amarillo y se pone rojo cuando aprietas un botón? Mmmm…, no lo supe la primera vez. Las demás me hacía ver lo sádico que era mi progenitor, al imaginarme al pobre pollito dentro de la licuadora.
A partir de entonces, cada vez que pretendo escribir algo, prefiero robarme un manuscrito que sentir un piquete en “sana sea la parte”, una grieta en mi craneo y una cicatriz en mi alma.
—FIN—
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Hola Berumen
Vaya día que tuviste para para escribir este relato .
Fue tanto el dolor que me paré (quizá mejor, levanté... ya trastabillando, estampé mi cabeza contra el dintel de la puerta. Aquí, puede haber dos versiones para que se pueda golpear la cabeza con el dintel de la puerta. Una: que el protagonista tenga altura de gigante, y la otra: que tenga en casa una puerta de aquellas bajas, para que jugando, entren y salgan los niños, como tienen algunos comercios.
Hay un detalle que no cumple con el reto: prefiero robarme un manuscrito.
(no cumple con el reto, porque se tiene que robar, no la intención de robar)
Y por último: SALVA sea la parte.
Un cordial…
Hola Berumen
Al fin y al cabo, un mal momento justifica una mala acción.
¿Sería esa la pregunta? ¿O la moraleja?
Saludos
Ezequiel
Al fin y al cabo, la vida no es mas que una sucesión de acontecimientos y vienen unos determinados por los anteriores. Afortunadamente muchos dependen de nuestra voluntad, por ejemplo: no apretar un botón.
No conocía la palabra "piquete" . Bueno, sí, pero no con este significado, que casi me gusta más que el otro. Interesante y breve relato, me pregunto cuánto mide tu personaje para darse con la cabeza en el dintel de la puerta. Un recordatorio para el protagonista: cambiar el sofá.