EL GALLO ENGAÑADO.
Cesari jugaba en la orilla del rÃo cuando escucho una voz.
Frente a él descubrió un Gallo armado con la Espada de Luna.
—Cesari, ven.
—¿Qué quieres?
—Si vas andando por la vereda del rio tengo escondida una bolsa con canicas, si llegas antes que yo te las regalo.
—No quiero tus canicas pero si tu Espada de Luna.
—No, necesito la Espada.
—Adiós.
—Espera niño, ve por las canicas y te dejo la Espada de Luna.
— Con la Espada de Luna en la mano Cesari le dijo:
— Te espero en mi casa, cuando yo llegue te entrego tu Espada de Luna, me quedo las canicas y te marchas a tu corral.
—Suerte dijo tocando Césari la Cresta del Gallo pero promete que no me engañaras.
—Prometido, dijo el Gallo.
Cesari se marchó al lugar donde estaban las canicas, pensaba llegar antes a casa que él.
Las intenciones del gallo eran otras querÃa estar con una gallina de la que estaba enamorado.
Llegó antes que Cesari, con alegrÃa enamoró a la gallina.
Cesari le cortó la cabeza al Gallo al ver lo sucedido.
La madre al encontrar al Gallo sin cabeza, no tardó en desplumarlo y prepararlo, cenaron Gallo en pepitoria.
Cesari nada más despertarse por la mañana fue por la Espada de Luna y las canicas pero no las encontró.
¿Era un sueño? CreÃa haber engañado al Gallo pero el engañado habÃa sido él.
Moraleja: Cuidado con los sueños.