Todavía se sigue hablando de esa mujer, veinticinco años, baja estatura, llamada Abigail. en los lugares donde solia ir, de aquellos que la amaron y de aquellos que la odiaron. Abigail era esclava de su rutina, todas las mañanas, despues de su desayuno tenía su ceremonia con la ducha, el contacto del agua tibia la sentía como caricia de hombre sediento de sexo. se vestía lentamente y salía para su trabajo.
Abigail trabajaba en una gran empresa donde tambien trabajaba Abel, ese hombre perdidamente enamorado de ella, pero Abigail tenía sus ojos puestos en otro hombre. Renato era treinta años mayor que ella, pero era el hombre que la comprendía. Ella sabía que Renato amaba su familia y que por nada los dejaría para seguir otra mujer. Por eso mismo era su obsesión, hasta aquel día en que la mujer de Renato se enteró de esa relación. Abigail recibía llamadas telefónicas amenazantes y hasta ahora la mujer de Renato era la única sospechosa despues que se encontrara el cuerpo de Abigail sobre el amplio jardin de un edificio de veinte pisos. La última conversación registrada en el teléfono celular de Abigail decía:
- Escúcheme usted, puta orgullosa, atentamente escúcheme una vez más!! - ¿Dónde cuernos se encontró con mi marido?
- En su departamento - respondió Abigail en forma desafiante.
- Mientras yo estaba de viaje, ¿se acostó en mi cama?
- Si, respondió Abigail.
El inspector de policía cerró su libreta como quien se da por vencido y se dispuso a dejar la habitación colocando el teléfono de Abigail dentro de una bolsa de nylon.
Desembarazarse de esa mujer y tener otra vez a su marido en sus manos sería una buena razón para matarla y por eso se la consideraba sospechosa.
Abel, veintiseis años, nunca se casó. dice haber conocido a la víctima, de estar enamorado de ella, admitiendo la existencia de varios hombres en la vida de Abigail,
- Lo único que tenemos por ahora es teoría pura - pensó el inspector, sin desechar la posibilidad de que Abel Hualfin fuese considerado sospechoso.
El interrogatorio se desarrolló en una oficina de tribunales.
-¿Cuál fué la última vez que vió a Abigail con vida?
- En el alojamiento "El Sol" donde usualmente nos veíamos.
- Qué hicieron luego?
- Fuimos a cenar a un pequeño restaurante de la zona y luego nos separamos.
- En el departamento de Abigail fue encontrada esta lapicera con las iniciales AH -.¿Le pertenece?-
Abel palideció. ¿Cómo pudo haber dejado esa lapicera en ese lugar?
Esa noche luego de haber estado en el alojamiento, Abel acompañó a Abigail hasta su casa. Allí comieron algo y luego de una copas de buen vino salieron al balcón, la noche era serena, tibia, allí ella comenzó a bailar mientras se iba quitandoi las ropas.
Yo me sentías mareado no solo por el vino sino por su belleza. En un momento saltó y se sentó sobre la baranda de madera del balcón levantando sus piernas y con desafiante sonrisa me decía "Voy a caer" , no le hice caso, solía hacer ese tipo de bromas. Pero esta no lo fué, ví la oportunidad de liberarme de ella y de esa maldita pesadilla que Abigail se había convertido. Me acerqué y la empujé. La ví como caía, como un angel desnudo, no me puedo sacar esa imagen de mi cabeza. De repente el timbre de la puerta lo trae a la realidad.
El inspector de policía estaba allí, frente a él.
- Puedo entrar? -
- Si, pase.
- Volviendose hacia mií sin sacar sus manos de los bolsillos de su viejo sobretodo me enfrentó.
- Cuéntelo todo - se lo preguntaré otra vez - -¿Usted la mató?-
Abel no tenía escapatoria. la coartada de la mujer de Renato no había resultado.
Entonces habló.
Cuando subieron al auto de policía Abel tenía sus manos esposadas. Solo hubo una rápida mirada de complicidad con Renato, quien estaba esperando su salida .
- El dinero ya está en la cuenta - le susurró al oído.
*