Desde la ventana de mi casa en la playa recuerdo lo que viví hace un año.
El Sol entraba por las ventanas amplias del despacho diáfano de Julián que miraba las cifras y gráficos en pantalla.
—Si esto sigue así nos forramos le dijo a Carmen su secretaria.
Julián y Carmen trabajaban en una Multinacional farmacéutica muy importante que en esos momentos tenía en sus cadenas de manipulación cantidades ingentes de dosis de vacunas a disposición del mejor postor o quien mejor y antes soltara la pasta.
Julián contemplaba su zapato y en otro ordenador como la curva de beneficios aumentaba algo impensable hacía tiempo pero ahora la tendencia había cambiado, los beneficios de la empresa aumentaban vertiginosamente.
—Encarga tu coche—le dijo a Carmen— tu cheque acabo de firmarlo y te lo entregaran en Recursos Humanos antes de marcharnos.
—Gracias Julián, te estoy muy agradecida.
Estaban en plenas fiestas de Navidad y el ambiente de luces estaba en la calle pero el movimiento de personas estaba ralentizado aunque siempre los habría que querían disfrutar.
En El Noticiario de la televisión un joven en la pantalla mostraba las curvas y gráficos azul celeste de los trabajadores en ERTE y desempleo ambas curvas mostraban un país en dificultades.
Los problemas sociales llegaron después de los sanitarios y tampoco ayudaba el que los centros de atención sanitaria estuvieran desbordados y al borde de la rotura asistencial.
El móvil de Julián sonó y miro el número que era conocido y pulsando escucho la voz al otro lado del aparato de su interlocutor:
—Estoy de acuerdo Antonio pero hay un detalle que no te comente el otro día y es que el precio acordado ayer mismo ha subido, el motivo es que la demanda también aumenta día a día así es que confirma que estás de acuerdo con el nuevo precio y nos ponemos en marcha.
—Vaya jugada Carmen que acabo de hacer, a este tipo le he subido de golpe el precio acordado para las vacunas al doble, el negóciete ha salido redondo para nuestra empresa, al marcharte no se te olvide recoger tu cheque, además te llevaras una sorpresa.
Eran vísperas de Nochebuena Julián y Carmen se despidieron anocheciendo, caía agua nieve y Julián en el garaje arranco su coche de alta gama, su familia lo esperaba en casa para celebrar la Nochebuena, había encargado por teléfono que les llevaran un banquete por todo lo alto le había costado un dineral pero eso no importaba se lo podía permitir.
No se dio cuenta al pasar por una calle que una cola de gente esperaba su turno para que los voluntarios que trabajaban en el Banco de Alimentos les llenara la bolsa con lo que pudieran echarles, la demanda era grande y los alimentos escaseaban.
Carmen llego a casa contenta con su cheque, la cantidad que le había dado Julián era más de lo que inicialmente le había prometido, abrió la puerta de su piso y agradeció el calor de la calefacción, su familia la esperaba para celebrar las fiestas.
Carmen no lo sabía pero en el piso de al lado una familia sacaba de la bolsa los alimentos que habían podido conseguir en el Centro Social del barrio.
—No hay para muchas alegrías —dijo el padre.
—En la bolsa han incluido un paquete de café soluble—dijo la abuela.
—Por lo menos desayunaremos algo caliente—dijo la madre que contaba el dinero que habían recibido de la Renta familiar básica quejándose del frio de la casa.
En el piso de Carmen servían la cena de Nochebuena había de todo y en abundancia era una noche especial y querían celebrarlo.
Una adolescente del piso de al lado escuchaba música de una famosa Opera Rock la letra decía: “siempre habrá pobres y habrá pobreza no dejaran de luchar.”
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Imagen: fragmento, cortesía de Virily.com