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Amadeo

La escalera ya no cruje - Amadeo- (R-D)

Opciones: A: Policíaco - B: Novela Negra - C: Misterio - D: Terror



Desde hacía una semana Rodolfo escuchaba cada noche, que la escalera hacia el altillo crujía a la misma hora, como si alguien ascendiera o bajara por ella, pero… le constaba ser el único en la casa paterna.

En plena oscuridad se repitieron tales quejidos dos o tres veces y, aún aterrado, se levantó del sillón ya que la intriga lo superaba. Se acercó al primer peldaño: nadie, y sin embargo… crujían varios de ellos. Hasta le pareció distinguir una sombra, una translucidez opaca, pero de inmediato descartó la alternativa imaginada y, tembloroso, comenzó a subir por los escalones de maderas ajadas por sus setenta o más años, cuando la había construido su padre. Como único hijo, Rodolfo heredó dicha propiedad y recientemente regresado del extranjero, la ocupó.

Desamparado por su soledad y falta de trabajo, pensó en vender la casa, pero alcanzó a razonar que los nuevos dueños podrían demandarlo por estafa o engaño fantasmal: él no podría explicar ese fenómeno sonoro y nocturno. Respiraba agitado al dar cada paso en ascenso por precaución de rotura de alguno de los escalones. Recordaba haber subido y entrado al altillo siendo niño, también los retos maternos que habían sido frecuentes. Él decía no tener miedo a las amenazas de seres inertes y otros fantasmas inventados por ella. Recordaba que el altillo prohibido guardaba muebles viejos, cajas con fotografías y bastante basura inservible con las qué él jugaba a ser mago y hacerlas desaparecer.

Mientras en esa noche él subía, el terror lo hacía dudar por la incertidumbre que lo invadía. Llegó a la puerta, pero la cerradura no abría a pesar de la llave puesta hacía años. Intentó varias aperturas, pero fue inútil y, malhumorado, comenzó a bajar. Fue entonces que un crujido carrasposo lo detuvo y al girar vio que la puerta lentamente se habría… cómo invitándolo a pasar.

Se detuvo y volvió a surgirle la imagen de su madre enojada, con gritos insultantes y regalándole amenazas de futuros castigos. Miró hacia adentro del altillo: todo permanecía estático tal sus recuerdos, pero con telarañas por doquier. La voz murmurante materna parecía querer confesarle algo, pero solo eran sonidos indescifrables para Rodolfo. Varias veces interpeló a la noche sin poder avanzar en la comprensión del siseo. Decepcionado salió del altillo. Al descender por el tercer escalón, escuchó un portazo y una corriente de aire cálida y desagradable.

Viudo, vacío por dentro, decepcionado y sin planes para compartir, se desplomó en el sillón del living a llorar su desconsuelo. Con la cabeza entre las manos, de pronto se le presentó, una vez más, la imagen de su padre en el lecho de muerte y creyó poder conversar con él al escucharle con nitidez:

—Hijo, debo confesarte algo muy, muy feo.

—¿Qué es? Lo soportaré como cuando falleció Katya, mi adorada esposa. Fui tan fuerte como pude… Dime, padre querido.

—Tu madre… Ese es el tema… obsesionada por acaparar tu amor pleno, no permitía compartirlo con nadie, ni conmigo. Hizo lo imposible para evitar tu noviazgo con Katya y con las mujeres anteriores que huyeron espantadas. Tu madre enloqueció al saberse vencida por tu casamiento y tenerte alejado. Entonces planeó la muerte de Katya y, cumplido, al otro día, descarriada, se suicidó. Yo, por ser incapaz de evitarlo, enfermé y te abandoné para siempre. Sé que tu madre, aún sin vida, insiste en visitarnos y lucha por más daño, por aislarte de todos. Quiere apoderase de un amor que ya no existe. Es peligrosa. Necesitaba que lo sepas. Ten piedad por ella y perdóname.

—Lo intentaré —alcanzó a prometerse antes de que desapareciera la visión de su buen padre.

Abandonó el sillón y con la mirada perdida se acercó a la escalera. Sonrió al creer descubrir una silueta femenina que ya llegaba al altillo. La puerta se abrió chirriando y se cerró para opacar aquella sombra inexistente.

Rodolfo volvió a sonreír con sorna luminosa y corrió a la cocina, tomó una caja de fósforos, papeles de diario y del garaje, un bidón con nafta.


Ya en la vereda, contemplaba las llamas coloridas que nacían enormes e inquietas. Él, con ojos de travieso, murmuraba: «la escalera ya no cruje. Ella no podrá subir ni matar a mi Katya»…, «la escalera ya no cruje. Ella no podrá subir ni matar a mi Katya»…, «la escalera ya no cruje»…


De pronto llegaron los bomberos y la policía.

*




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댓글 14개


Admon KMarce
Admon KMarce
2022년 7월 25일

Cierre conteo anual 21/22: Corazones: 3, Comentaristas: 9

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Admon KMarce
Admon KMarce
2022년 3월 02일

Se ha realizado el conteo del mes de febrero, 2022.

A nuestro compañero se le han otorgado DOS CORAZONES, por su relato.

Espero que estos hayan sido otorgados por sus compañeros con lecturas obligadas. Recuerden que a partir de este mes se están implementando las insignias, y es obligatorio otorgar corazones a esas lecturas obligadas, las demás son voluntarias.

Agradecemos a los que están participando con ello.

Contabilizamos los comentarios de los compañeros recibidos en cada relato y también en las demás entradas correspondientes a este mes.

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Laura Yannelli
Laura Yannelli
2022년 2월 26일

Hola, Amadeo

Me gustó tu relato, en especial, el final. Inesperado.

Mis saludos

Laura (sin participar este mes)

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Rufino Manzaneque Ramos
Rufino Manzaneque Ramos
2022년 2월 24일

Saludos Belaus soy tu vecino del 5 y te doy las gracias por haber leído mi relato tomo nota de tus observaciones y las tendré en cuenta para los próximos, tú relato me ha gustado no hay nada mas excitante que vivir en una casa con ruidos extraños, es una sensación única y recomiendo a quien no la haya sentido que haga lo posible por hacerlo.Las observaciones técnicas las dejo a los compañeros.

Confio en seguir leyendonos.

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Jorge García Labajos
Jorge García Labajos
2022년 2월 23일

Hola:

Nada como un ruido reiterado en la soledad de la vieja casa familiar, para ponernos en situación de alerta, crear un ambiente propicio para un conflicto con madre acaparadora a lo Norman con Anthony Perkins. Me parece muy acertada la forma en que luego has mantenido el interés del lector.

Me ha sorprendido aparición de una "translucidez opaca". Aunque sé lo que quieres decir, son palabras antónimas, imposibles de ir unidas físicamente aunque la imaginación del protagonista puede asociarlas.

Saludos.

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