El incendio avanzaba y la hormiga miraba al borde del arroyo con preocupación. El fuego estaba detrás de ella y solo podía escapar por aquel camino, pero la corriente se llevaría sin dificultad su pequeño cuerpo.
Desesperada observó árboles, ramas y hojas buscando una manera de superar aquel obstáculo para sobrevivir, pero no encontró forma de cruzarlo. Con pasos estruendosos un elefante corrió despavorido en su dirección.
Elefante, ¿sería posible que me llevases encima para poder pasar el arroyo?- Gritó.
Pero su vocecilla quedó ahogada por el sonido del incendio y las pisadas del enorme animal que sorteó sin problemas el cauce del agua.
«Claro»- pensó la hormiga-, «si yo fuera grande como él podría pasar sin que me arrastrase el arroyo, pero soy pequeña y ligera y no puedo pasar.»
Vio entonces a una araña acercándose.
«La araña es de tamaño parecido al mío, no puede ayudarme a cruzar pero seguro que sabré como hacerlo si veo lo que hace».
Y la hormiga observó como la araña trepó por un árbol que tenía ramas que daban al otro lado del arroyo. Al llegar al final de la rama se descolgó con un hilo muy fino y pudo continuar.
«Claro»,- pensó la hormiga- «aunque sea pequeña como yo puede descolgarse con ese hilo que tiene, sin embargo, yo solo puedo correr».
Un mono se apareció al rato. Por desgracia la ceniza del incendio se había acumulado en el suelo como una manta negra y camuflaba al pobre insecto que no consiguió hacerse oír para pedir ayuda al animal. Con tristeza, la hormiga siguió con la mirada al mono que saltaba de rama en rama con sus largos brazos y piernas, y conseguía pasar por los árboles de una orilla a la otra.
«Todos tienen habilidades para pasar el arroyo menos yo. Mis patas son pequeñas y no pueden agarrar las ramas así que no puedo saltar como el mono».
Al poco se acercó un canario. La hormiga se asustó del pico del animal y se escondió entre la ceniza, pero pudo ver como el canario levantaba el vuelo y se perdía al otro lado del bosque. «Yo tampoco tengo alas para volar» - se lamentó.
Una nutria llegó corriendo con sus veloces patitas cuando el fuego ya se encontraba casi al borde del arroyo. Estaba manchada de carbón y el miedo y la prisa impidieron que se percatase de la presencia de la hormiga. Se lanzó sin pensarlo al agua en la que nadó sin problemas hasta el otro lado del bosque, ante el desconsuelo de la hormiga.
El insecto estaba muy triste y asustado. Se movía de un lado a otro y no se le ocurría una forma de salvarse del incendio, ya casi no tenía tiempo. Decidió que tenía que resolver su problema rápido eligiendo la mejor opción para pasar el rio. No era grande así que atravesarlo era imposible. Tampoco podía volar, descolgarse por una cuerda desde una rama o saltar de un árbol a otro. «¿Sería capaz de nadar?». Lamentándose, sin saber a donde la llevaría el arroyo o si se ahogaría, se lanzó hacia él.
Otra hormiga apareció justo en el momento en que su compañera se lanzaba al agua y la vio desaparecer bajo ella, arrastrada por la corriente.
«Si no consigue salir de ahí pronto no sobrevivirá, ¿porqué habrá hecho eso?»- Se preguntó.
Sin darle más vueltas, utilizó sus rápidas y pequeñas patas para trepar por el árbol por el que había subido la araña, llegó a las ramas por las que había saltado el mono y que se encontraban al otro lado del arroyo. Buscó la rama más alejada del arroyo en la otra orilla y se dejó caer hasta el suelo sin lastimarse. Mientras se alejaba poniéndose a salvo se alegró pensando: «Que suerte tengo de poder trepar por los árboles, de ser ligera para no romper las ramas, de ser tan pequeña como para que las caídas altas no sean peligrosas para mi y de tener un cuerpo resistente a los golpes. No se me ocurre como podrían salvarse otros animales si no fuera con mis habilidades».
*
Hola Wiccan, gracias por leer y comentar mi fabula. Me gustó esta historia de la hormiguita con mucha autoestima y conocimiento de sus habilidades. Muchas veces nos dejamos llevar por la desesperación y nos lanzamos sin un plan. La hormiguita nos enseña que siempre que conozcamos nuestras fortalezas y debilidades podemos encontrar una solución. Saludos.
Wiccan:
Primero agradecerte tus comentarios al mío. Muy buena idea la de la historia y mejor aún los pensamientos de la hormiga. Me gustaron, pues íbamos comparando como lo hacía ella y sumando intriga… aclarada al final con la moraleja.
Desde lo técnico:
Dices: «Claro»- pensó la hormiga-, «si yo fuera grande… Creo que lo correcto sería: «Claro, si yo fuera grande como él podría pasar sin que me arrastrase el arroyo, pero soy pequeña y ligera y no puedo pasar», pensó la hormiga.
Dices: la ceniza del incendio se había acumulado en el suelo como una manta negra y camuflaba… La manta de cenizas sería de color gris.
Felicitaciones
Cordiales saludos
Amadeo
Saludos Wiccan soy PROYMAN1 tu vecino del 3 y quiero darte las gracias por haber leído mi cuento y tomo nota de tus comentarios y observaciones las tendré en cuenta para los próximos aunque escribiendo siempre suelen pasar cosas desapercibidas aunque lo leas y releas.
Leyendo tu cuento me ha gustado como fabulas una situación que al final tiene desenlace feliz. Observo que en los diálogos te falta el signo --- largo, siempre ayuda.
Confio en seguir leyendonos
Buenas noches:
Me ha gustado mucho tu fábula porque, a diferencia de muchas que nos contaban de niños (las egoístas hormigas que no apreciaban el canto de la cigarra, pongamos de ejemplo) tiene mas de una moraleja en positivo: Debemos conocernos a nosotros mismos, saber utilizar nuestras capacidades y no perder tiempo envidiando a las de los demás. Felicidades.
He leído el cuento de un tirón sin apreciar erratas de importancia.
Saludos.