LA VEREDA
En una casa de vereda había tres gatos. Un gato negro, llamado Dante. El segundo, blanco como un conejo Orión y una gata gris vieja y mañosa llamada Ramona.
Los tres podían hablar entre ellos en el idioma de los gatos. Sus amos lo sospechaban, pero ellos disimulaban muy bien y aprovechaban los mimos y la buena comida. También, vivían en esa casa un papá, una mamá, una niñita y un hermanito menor.
Por entonces una gran pandemia azotaba al mundo entero obligando a los humanos a encerrarse en sus casas. Esta familia tenía mucha suerte, vivian en la vereda con gran alegría. Tenían una huerta con legumbres, diez gallinas que ponían todos los días y una vaca que les proporcionaba leche.
Un día, a la hora de la cena estaban listas todas las viandas, platos y fuentes, así como vasos, cucharas, tenedores y cuchillos. Cuando Dante dio la alarma:
—Miauuuuuuuu — es decir, en lenguaje de gatos: “¡un ratón!”
Saltó sobre la mesa para atrapar al intruso. Mamá y la niña subieron a los asientos, los otros gatos se agarraron del mantel, todo al suelo cayó. Papá se armó de una escoba y el pequeño con la cuchara en la mano quedó.
El caos del grupo se apoderó. La cena se echó a perder y el ratoncito… llevándose un susto descomunal y en su hocico un pedazo de pan a la despensa corrió. Este cuento lo contaron quienes en la vereda lo vieron. Miauuuu, miauuuu, miauuuu.
Karut