En mitad de la ventisca, la anciana, con las piernas agarrotadas de tanto caminar, se dejó caer en medio de la angosta vereda que descendía de la montaña. Mientras una desvencijada puerta surgía de la bruma, sucumbió a los recuerdos en su blando lecho de hojas y nieve.
Vio salir el sol y, entre el trajín de bestias y palafreneros, palpó la alegría de los viajeros que partían por el portón que miraba al valle. Corrió tras ellos, con pasitos de niña, sintiendo, año tras año, crecer la curiosidad por cuanto la rodeaba: árboles arrogantes que trepaban al cielo, arroyos confiados que llenaban el bosque de música o insectos de colores llamativos.
Se vio crecer y, ya mujer, dejar atrás el recuerdo de sus padres muertos. Cruzó desiertos abrasadores y abigarradas ciudades; sintió el mordiente del hambre y vivió rodeada de siervos; conoció el afecto, el desengaño y el gélido filo de la soledad... Hasta que la fatiga y los inviernos acortaron sus pasos haciéndolos lentos y vacilantes.
Pero nunca miró atrás ni dejó de buscar la suerte que siempre aventuraba más allá.
Por último, vio a caminantes exhaustos llegar por la misma vereda, a la misma puerta que ahora se abría ante ella. El silencio y la noche se filtraban a jirones entre las copas de los árboles. Confusa, quiso levantarse y pedir ayuda, pero sus músculos no respondieron y su voz se ahogó en el aire. Solo entonces, supo que había llegado.
Prueba
Hola verso suelto, la vida es como el dicho imperecedero: casa con dos puertas, mala es de guardar. En cuanto bajas la guardia, el enemigo que acecha te siega la yugular. salu2 y buen verano (o invierno).
Os agradezco a todos los que os habéis tomado un tiempo para leer mi relato, los amables y comprensivos comentarios.
Isabel, el adjetivo confiado, aplicado al arroyo, me salió así sin más, quizá pensé que nos invita a acercarnos a él a través de su canto. Le daré una vuelta al exceso de adjetivos pero es que sin ellos este tipo de textos de prosa poética queda muy seco.
Estrella, revisaré la longitud de los párrafos, tengo tendencia a frases largas.
Labajos, gracias por las citas.
Verso Suelto nos ofrece un cuento en prosa poética, que se refiere a un momento trascendental de toda persona al poner punto y final a nuestra existencia. Este suceso universal pero íntimo, es descrito por los poetas de muy distintas maneras. La de Verso Suelto me ha gustado por su serenidad, como un balance de vida. Destacable la frase: "...Sintió el mordiente del hambre y vivió rodeada de siervos...", para indicar que hubo desdicha y fortuna, lo mismo que afecto y desengaño, pues la vida consiste en pasar de los unos a los otros.
Debo agradecer que me ha hecho trabajar un poco, y profundizar en cómo otros autores se refieren a este fatal suceso. Encontramos impaciencia, amargura, resentimiento, temor...Pong…
Es meritorio plasmar en tan poco una vida entera, y además de una tan hipnótica. Me he sumergido y dejado llevar hasta ese final que, aún siendo el lógico, te asalta como algo inesperado.
Felicidades, me gustó mucho.
Un saludo.