Dos chicas se sientan cerca de mí. Están muy buenas. Incendian el espacio de juventud, alegría y mono biquinis.
Todos los pájaros se ponen de acuerdo y entonan a coro el Be Happy con la misma voz que la de Bob Marley, igualita.
Fuman mucho. Clavan en la arena un cucurucho hediondo cerca de mis sensibles fosas nasales. Una de ellas tiene los pechos tan pegados a la garganta que es imposible tenerlos así, de esa manera. Los llena de protector solar y no tienen el vaivén natural que deberían tener, rebotan ligeramente como pelotas de caucho y vuelven a colocarse vecinos al cuello.
¡Qué mala suerte!, algo pegajoso me ha caído en un ojo. ¡Me cago en la puta gaviota!, casi me deja ciego el pajarraco.
Un niño pequeño se come un melocotón que chorrea por sus brazos, por mi toalla y barriga también. Todo lo toca el puñetero, se prueba mis gafas y aletas cien veces el tamaño de sus pies.
—¡Manolito, no molestes al señor!
—Debería meterlo en vereda o en un correccional.
—¿Cómo…?
—Nada, nada… que su niño es muy rico.
Chano, el borrachillo del pueblo, duerme su curda mañanera debajo de la sombra de una barca. El municipal lo despierta con malos modos.
—¡Bi Japi! —le suelta Chano abriendo un ojo etílico.
—Va a ser que no —responde el eficiente guardián de la Ley poniéndole una multa por orden del Ayuntamiento, que por lo visto no se puede dormir borracho en la playa; sereno sí.
Muchas gracias CAMILO RUIZ. Disculpas por haberte contestado tan tarde, hasta ahora no me había enterado de tu comentario. Gracias compañero.
Que buen describes el cuadro en la playa. Me encantò.
Hola Camilo , disculpa la tardanza en contestar. Gracias también por visitar mi blog ¡bienvenido a él!
Acabo de comentar tu cuento de los gatos, el problema de los sinónimos (yo también lo tengo), es que se nos hace complicado encontarnos.
Un cordial saludo Camilo, y hasta septiembre.
Que buena historia. Imaginè al personaje en la playa buscando un día que empezaba a ser tranquilo con el concierto de pájaros y se arruinò luego con las chicas, la gaviota, el niño, la madre. Feliz verano. Nos estamos leyendo. Visitè tu blog, muy interesante.
Te agradezco tu comentario, Mario, y entiendo que, no siempre, se pueda disponer de todo el tiempo que nos gustaría.
Te explicas con total claridad, compañero. Y sí, quería reflejar el agobio de las situaciones cotidianas que se dan en una playa abarrotada y la de personajes indistintos que concurren por ella. No quedaba otra, dada la temática, que hacerlo en un tono ligero, al menos no encontré otro modo de hacerlo.
Espero que nos leamos en septiembre, eres uno de los compañeros que no quiero perder de vista.
¡Feliz verano, Mario!