Opciones: A: PolicÃaco - B: Novela Negra - C: Misterio - D: Terror
Olga y Yuri, matrimonio jubilado, están desayunando en la salita de su piso, a la escucha de las noticias de televisión, sobre el despliegue y ocupación de las tropas rusas en la frontera con Ucrania.
No pueden evitar mirarse, para verse el uno al otro la cara de disgusto, perplejidad y miedo, al recordar el terror que pasaron hace siete años en su ciudad de Donestk, al sur de Ucrania, cuando la ciudadanÃa prorusa inició manifestaciones y revueltas, hasta levantarse en contra del Gobierno de Ucrania en Kiev, provocando la guerra del Donbass.
—Dios mÃo, —dijo Olga —Otra vez vuelve la amenaza de guerra, pero mucho más terrible, con tantos tanques y tropas en la frontera que no sea para anexionarse Ucrania.Yuri, su marido, está oyéndola decir lo que recuerda también, cuando las revueltas que asaltaban edificios oficiales y le echaron a patadas y golpes de su departamento de ingenierÃa.
—Tuve suerte, —dijo Yuri —salà sin grandes contusiones y, la posterior alegrÃa de encontrarte en casa sana y salva.
Olga, le cuenta, que en el Instituto sólo se limitaron a disolver las clases y que marcháramos a casa. —La Directora nos reunió a todas las profesoras y que hiciéramos caso, que ella se quedaba a recibir a los padres del aula de primaria que no tardarÃan en llegar.
—Lo que no pudimos evitar —dijo Yuri con la voz queda, es la desgracia y muerte de tu hermano.
Se veÃan con asiduidad en el despacho de Yuri, cuando salÃa su cuñado del Centro de capataces de minerÃa de la empresa, pero aquel dÃa no coincidieron. Al móvil no contestaba y al fijo de casa tampoco, por lo que decidieron salir y llegar hasta allÃ, con la angustia y temor por si le habÃa pasado algo.
El ambiente parecÃa tranquilo, habÃa muy poca gente por la calle, cuando al volver la esquina, vieron a varias personas juntas a la puerta de su domicilio. Olga demudó el rostro ante la incertidumbre y temor de que algo le hubiera pasado. Les contaron que le habÃan llevado al hospital mal herido.
—¿Pero… qué ha ocurrido? —inquirió Olga —ha visto alguien cómo ha sido que esté herido?
Sólo un hombre, le dicen, lo ha visto; Ya estaba llegando aquÃ, cuando un grupo de gente empezó a insultarle y se abalanzaron sobre él dándole golpes por todo el cuerpo; pero no vio quién fue el que le cortó el cuello hasta dejarlo casi seccionado. Llamó a una ambulancia y desapareció.
Yuri, ingeniero industrial en la construcción de maquinaria minera, decidió que tenÃan que marchar de allÃ. No tenÃan a nadie más de familia; los trámites de jubilación ya estaban tramitados y, ya tenÃan bastante con altercados, manifestaciones, disparos y sirenas de alarma.
Desde su nuevo domicilio en Macedonia, continúan rememorando los malos momentos pasados y la odisea de la llave. Es una llave que pertenece a una caja fuerte que heredaron de los padres de Yuri; En la habitación de matrimonio, una de las paredes, es una roca plana de un contorno rocoso del jardÃn, y allà en su dÃa empotraron la caja fuerte; antigua, con las ruedas numéricas, pero que… el último detalle para abrirla, es una llave.
En ella, aparte de documentos varios, tenÃan depositado dinero, joyas y dos láminas del amigo pintor y escultor Nicolai Shntko, pintadas con el rostro de Olga, como si de una virgen se tratara.
Olga, con una débil sonrisa al llegar a este punto de recuerdo, comprende que las podÃa haber perdido para siempre, incluidas las joyas heredadas de su madre.
La llave, tenÃan la costumbre de esconderla en un hueco del cabezal metálico de la cama, donde estarÃa segura contra intrusos. La marcha serÃa al dÃa siguiente, y ya tenÃan lo más indispensable en el maletero del coche.
El drama y el terror, llegó en el momento de accionar la llave: la cerradura no abrÃa. Gotas de sudor le caÃan sobre la frente de Yuri, y el rostro de Olga, anonadado por semejante tropiezo, no atinaban a calmarse los nervios. Sentados sobre la cama, con las manos entrelazadas, Yuri pensó, que la única alternativa para abrir la caja, era ir al Centro minero. Allà encontrarÃa una herramienta, una broca de metal duro, una palanca… algo que pudiera servir. Se despidió rápido de su mujer; que todo saldrÃa bien, que volverÃa enseguida para marchar.
El matrimonio, ahora sonrÃe de aquel momento de angustia, en la paz que les proporciona la tranquilidad en su nuevo hogar.
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