Quien no recuerda en estas fechas, cuando se acercan los días. Tan señalados en el calendario de la vida de cualquier persona. Anclado en el puerto, de una memoria, qué a veces olvida. Lo que ocurre instantes antes. Cómo es posible que recuerdo diáfano día en el tiempo aquel de reyes como si fuese hace un instante.
Los entonces seis hermanos, con los nervios en el cuerpo. Preparando los zapatos, la primera vez que de un pijama rosa, pues todos éramos varones menos la pequeña. Luz María. Apenas contaba tres meses en su cuna, hasta entonces todos los pijamas eran celestes.
Ese año pasó sin pena ni gloria si no hubiera sucedido lo que en este relato cuento.
Como os imaginareis todos, no fue fácil criar a tantos hijos. Para el difunto de mi padre. Ya por aquellos días asomaba la enfermedad, que al final se lo llevaría a la otra vida; al espacio, universo lo que fuera que haya. Cuándo una persona muere. El maldito tabaco tuvo la culpa; nos lo quitó de nuestras vidas. A sus sesenta y dos años dejando mujer, ocho hijos y cuatro nietos.
Ese año en particular fue un año duro, todos menores sin edad para ayudar a la economía de la casa. Pero en España hay una costumbre de muchos años, donde muchas personas ponían un granito de esperanza para terminar el año. Haciendo un pequeño esfuerzo y comprar un décimo de lotería y sí ese año tuvo la suerte de que uno de los premios era el número que llevaba, tanto mi padre como otras familias pues era el que vendía la hermandad de la virgen de la luz. Fueron doscientas cincuenta mil pesetas de aquella época a finales de los setenta.
Ese día veintidós de diciembre, se celebró con alegría cuando se enteró mi padre fue cuando bajo al pueblo, pues él trabajaba en una cantera de piedras.
Nosotros como niños de esa época en vacaciones del colegio, estábamos todo el día en la calle jugando al futbol o haciendo guerrillas contra otras barriadas.
Mi madre se había enterado por las vecinas y mi abuela que estaba viendo la televisión, en cuanto lo supo mi madre corrió a buscarnos para darnos la noticia, había sido un tercer premio. En un año que mis padres tan mal les iban la cosa que no tenían absolutamente nada encargado de juguetes. Como otros años hacía, nunca nos dejó un año de reyes sin juguetes unos menos y otros más, pero siempre los días seis de enero nos levantábamos de madrugada con la ilusión que habían llegado los reyes magos.
Después de haber pasado una noche buena, festejando como siempre y alegría llegó el tan deseado día de reyes, de ver la caravana de reyes cenábamos pronto, para irnos a dormir temprano, para dejar que pasaran los reyes por la casa, todos preparados para dormir.
Mi hermano gemelo dormía conmigo en la misma cama, somos los mayores, después Francisco y Alfonso también los dos juntos en la misma cama, David en la cuna y la pequeña Luz María que dormía con mis padres.
Todo perfecto para el plan que tenía preparado mi hermano gemelo y yo .Los hermanos mayores, ese año nos empeñamos en descubrir quien era los que ponían los reyes magos en la casa, cambiamos las camas a mis hermanos Francisco y Alfonso porque de ese lado si se dejaba la puerta abierta de habitación se podía ver el salón donde estaba el portal de balen y a sus pies ponían siempre regalos los reyes.
La cosa empezó bien con los ojos bien abiertos como búhos, vigilábamos el salón desde una de las esquinas de la cama. Solo se empezó a escuchar las vocecillas cómplices de mis hermanos Francisco y Alfonso exigiéndonos el sitio.Se llevaron un coscorrón cada uno, por no respetar a los mayores.
Quedo claro quien mandaba en la casa, estuvimos vigilando, pero nos quedamos dormidos, mis padres habían esperado pacientes hasta que nos vieron dormidos
Seria las cuatro de la mañana, cuando me desperté y con mi hermano Jerónimo, nos acercamos al salón y vimos lo que allí había, con la luz de una pequeña linterna.
¡Dos geyperman!,¡Dos guitarras españolas!. Ropa de futbol .balón de futbol.
Tocamos el muñeco geyperman de radio y empezó la musiquita.
¡Geyperman! Y la música, a las cinco de la madrugada, mis padres dormidos él bebe dormido, todos dormidos y el muñeco que no paraba.
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