Opciones: A: Policíaco - B: Novela Negra - C: Misterio - D: Terror
"La cerradura no abría", era solo un pretexto más, como si yo no supiera que no hace falta abrir la puerta para entrar aquí, y aún si así fuera, como si no pudiera violar una simple cerradura. Siempre le importó mucho llegar a tiempo, cumplir con sus citas a la hora exacta. No lograba entender que aquí el tiempo es solo una falacia. Un invento del hombre, necesario para programar su vida. Todo eso había quedado atrás. Ahora tiempo era lo que le sobraba; la eternidad era una de las ventajas de vivir en este mundo, nuestro nuevo mundo. Lo importante es que, en adelante, podremos estar juntos sin tener ningún tipo de artilugios que nos presionen. Lo que antes era un problema, el tener que escondernos para que nadie nos viera, ya no representará un contratiempo. Además, a partir de ahora nadie nos podrá ver; somos seres incorpóreos, solo nuestros sentimientos persisten en este lugar. De no haber sido porque aquel día su papá dejó su Luger, recién limpiecita, sobre su escritorio, nada de esto hubiera sido posible. Bueno, también ayudó mucho el que yo le colocara contra la pared, forzándolo a poner el dedo en el gatillo y oprimirlo, haciéndole creer que, si se asomaba por el cañón, vería cómo la bala, al momento de salir, emitiría una serie de fuegos artificiales como nunca antes los había visto. Lo que sucedió después ya se lo pueden imaginar. Ahora podemos por fin estar juntos, ya no hace falta escondernos, ni esperar a encontrarnos perdidos entre los brazos de Morfeo para comunicarnos.
Yo siempre te lo dije; si te decides a venir conmigo no tendrás que preocuparte más por ir a la escuela, hacer tareas ni ir a misa los domingos. Tampoco te ocuparás en hacer tu cama, limpiar tu cuarto ni ayudar con las tareas de la casa.
Nada de saludar de beso a las amigas de tu mamá ni permitir que ellas acerquen sus asquerosas y pintadas bocas a tu mejilla, dejando en ellas sus labios pintados con rímel. No más baños sin importar si hace calor o si el frío del invierno te cala la piel.
Ya no tendrás que preocuparte de si la Karen te saludó o te dejó con la mano abanicando el viento. Después de todo, estoy seguro de que te va a extrañar. Así son las mujeres de tu mundo, bueno de tu ex mundo porque ahora ya perteneces a este lugar. No te puedo mentir ofreciéndote que serás feliz. Ese es uno de los sentimientos que no tienen cabida en este lado del espejo. Ya te irás acostumbrado. A cambio de esto tendrás vida eterna, siempre y cuando puedas encontrar algún incauto, como tú, que caiga en las garras de alguien como yo. No es fácil, pero irás aprendiendo. Al fin de cuentas tiempo es lo que te sobrará. Lo que más extrañarás, sin duda, es tener una familia. Sentir el calor de su cuerpo cuando los abrasas y su respiración impregnando tu piel. El sentimiento que llaman Amor no tiene sentido aquí, después de todo en el universo no hay nada que lo sustituya, ni siquiera que se le asemeje. Algún precio hay que pagar.
Debo hacerte una confesión: a mí también me costó mucho trabajo acostumbrarme; hacerme a la idea de tener que dejar para siempre a mi familia y a mis amigos; no fue nada fácil. Ya ni llorar es bueno, como decía mi madre.
Ahora solo puedo verla por las noches, cuando se queda dormidita después de tanto llorar. Yo que era su motivo de vida, ahora me convertí en su peor desgracia.
Solo espero que algún día me perdone. No pido que comprenda porqué lo hice; eso sería demasiado. Lo natural es que sean los hijos los que entierren a los padres y no al revés. En fin, ya no hay vuelta atrás. A lo hecho, pecho.
Mi papá decía que cuando te toca, aunque te quites, y cuando no te toca, aunque te pongas; solo trata de no ponerte en el tocadero. Suena fácil, pero en ocasiones no lo es. Cuando te sientes enclaustrado y de pronto ves una puerta abierta; “patitas para que las tengo”, corres sin medir las consecuencias. Ya tendrás tiempo de acostumbrarte a tu nueva “vida”. Nunca estarás solo. Ven, seca tus lágrimas y sígueme. Debemos buscar a nuestra próxima víctima. Solo es cuestión de tiempo, y ahora, eso es lo que nos sobra…
—FIN—
*