LA CARPA SALVADORA
En su diario paseo por la ribera del rÃo bordeada por altos chopos, decide tomarse un descanso. Hoy, su caminata le ha cansado sobremanera y se sienta apoyado en un magnÃfico ejemplar.
Contempla cómo en la claridad del poniente, las hojas de los árboles quedan reflejadas en sus aguas dándole un color verde oscuro, como queriendo avisar que va llegando la hora del descanso para sus habitantes acuáticos.
No ha pasado mucho tiempo, cuando queda sorprendido al ver la cabeza de una carpa fuera del agua y dirigirse hacia una rana que está subida en un tronco medio sumergido, asustándola con un gran coletazo. La rana se aleja dando saltos hacia la cercana charca formada por un pequeño arroyuelo, para comprobar y vigilar, los grandes grumos de huevos a la espera de que nazcan los renacuajos.
La carpa, da grandes saltos chapoteando con su poderosa cola; la boca abierta que parece demostrar su alegrÃa por haber espantado a la rana, al mismo tiempo que me grita: despierte…despierte…
—Venga hombre…despierte ya, aquà no se puede quedar; hay tormentas rÃo arriba y esta zona se inunda. Que suerte tiene el haberle visto desde el puente.
Esta es la explicación que da a sus hijos y a la esposa, que rÃen a carcajadas.